La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.(George Orwell)


BLOG DE PERIODISMO URGENTE



lunes, 19 de abril de 2010

¿ESPAÑA ES UNA NACIÓN?


No, no me he molestado en mirar si la frase está textualmente escrita en la Constitución de 1978. Es más, prefiero no hacerlo, no sea que me lleve una sorpresa y no aparezca. En todo caso sí sé que más de uno y de dos no estarían de acuerdo con una oración de sujeto verbo y predicado tan sencilla.


A día de hoy, no puedo por menos que darles la razón a todos los que quieren tenerla, en lo que respecta al eterno problema de nuestro país: su identidad geográfica e histórica. Han pasado más de treinta años desde la transición y toda la clase política insiste en mantener viva la llama eterna del frentismo como si fuera un homenaje al soldado desconocido, ése que murió o lo mataron en una cuneta a las afueras del pueblo.


¿Se han dado cuenta de que cualquier asunto político, social o económico siempre acaba teñido del tinte preferido de cada uno de ellos?; socialistas, populares, nacionalistas o comunistas, todos sangran por la herida -con lo que duele eso- para convencernos de que su visión es la adecuada. El Estatut es sólo un ejemplo.


Parece como si unos y otros estuvieran dando vueltas y vueltas sin querer afrontar una pregunta que al final es la que es: ¿España es una nación, o no?, porque a estas alturas, deberíamos saberlo y deberíamos decirles a quienes no lo creen así que no habrá jamás vuelta de hoja o que sí, pero actuar en consecuencia. Eso pasó en Francia o en Inglaterra o en Suiza o en Estados Unidos o en ... por favor, no dejen que siga poniendo ejemplos.


Y si no lo es, si hay otras naciones dentro de España, cosa que va contra el espíritu más esencial de nuestra Constitución, dejemos que así sea, pero no juguemos permanentemente con el mapa. ¿Cómo no va a estar hecho un lío el Tribunal Constitucional con la sentencia de la carta magna catalana?, si es que pretende la cuadratura del círculo en aras de la tolerancia y la convivencia, cuando eso debería de estar ya superado.


Y si no lo está, superemos el asunto por la vía legislativa, no por la jurídica. Y si eso nos da miedo, seamos valientes y de una vez decidamos cuál es nuestro mapa. O, con tal de marear la perdiz ¿es más rentable mantener sine die nuestro problema de identidad por los siglos de los siglos, para dar así vía de escape a los que no quisieron ser España desde que se acabó la guerra?


Los jueces del Constitucional están solos en el laberinto. No hay ningún hilo de Ariadna del que tirar para poder volver al origen del problema, quizá porque el origen -la transición- fue precisamente el problema: sirvió para evitar otra guerra, pero desde entonces todos se la tienen jurada.


Desde entonces, a los nacionalistas catalanes y vascos y quién sabe cuáles serán los próximos, se le administra cloroformo en pequeñas dosis, a ritmo lento, con una de sí y otra de no, alargando los tiempos, dejando que se crean que son lo que hoy por hoy no son, tolerando su permanente melancolía de lo no vivido, de lo que no fueron. ¿Es esa la mejor solución?, ¿hasta cuándo?, ¿no ven que así se polariza el debate político, hablemos de lo que hablemos?


No podemos seguir en el siglo XXI sin tener claro quién es una nación: o España o los demás y a estas alturas eso es lo de menos, pero necesitamos tener eso bien claro. Para poder ser solidarios, para poder votar por tu tierra aunque se viva fuera de ella, para repartir el agua sin conflictos, para poder estudiar en Utrera y ejercer en Cornellá, para que la movilidad laboral no sea un problema... para tantas cosas.


Y si no, de acuerdo redibujemos el mapa, aquí no se presta nadie agua de región a región, cada uno con su lengua, sin poder ejercer su profesión fuera de donde nació, como quieran, pero por favor, a estas alturas, cuando otros países están ya en debates mucho más profundos sobre su horizonte social, energético, sostenible y tecnológico, nosotros no podemos seguir haciéndonos esta pregunta: ¿España es una nación?. Voy a mirar si lo pone en la Constitución.