La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.(George Orwell)


BLOG DE PERIODISMO URGENTE



lunes, 27 de septiembre de 2010

Pero entonces...¿hay que hacer huelga?


...porque creo que todavía no lo tiene claro casi nadie. Si buscamos la respuesta en nuestro entorno nos encontramos con la misma pregunta. Por lo que oigo a los demás, no hay muchas ganas de huelga. Tengo la sensación de que va contra nosotros mismos, contra el vicio de vivir a crédito porque el dinero estaba tan barato.

Sindicatos y gobierno parecen no querer hacerse daño. "Os hacemos una huelga pero pactamos servicios mínimos, lo justo para justificarnos". Y el gobierno: "Vosotros sois los sindicatos, si os pasáis de la raya, nos vamos todos a la oposición dentro de un par de años".

Pero qué pasa si nos sumamos: para empezar, nos va a costar dinero. Eso antaño importaba menos pero ahora cualquiera me dice lo que le van a quitar por no ir a trabajar el próximo 29-S. Si tenemos la suerte de vivir de una nómina, la veremos adelgazar con más recelo que antes y si no la tenemos y trabajamos por nuestra cuenta... día en blanco, menos dinero en el banco. Porque cada euro cuenta para acabar el mes. No como antes.

¿Puedo pensar que si no nos hubiéran
prestado tanto, ahora habría más
crédito en los bancos?

¿Y si no hacemos huelga es que sólo pensamos en nosotros y no en el bien común, en el beneficio que sacaremos todos protestando?, ¿pero... sacaremos algún beneficio?. Sigo sin saber responder a la pregunta. Esta huelga, como dijo el lider sindical de CCOO, Fdez. Toxo, es una putada, sobre todo porque no está nada clara.

Voy a empezar por el final a ver si así llego al principio: hacemos una huelga indignados por la reforma laboral que hace falta para promover un mercado de trabajo que cada día pone a más gente en la calle. Y hay más gente sin trabajo porque cada vez hay menos consumo. No hay consumo porque las personas y las empresas no tienen dinero para comprar como antes. Y no lo tienen porque muchos deben mucho y primero tienen que pagar a los bancos. Esos bancos nos prestaron dinero a un interés tan bajo que no pudimos resistir la tentación de endeudarnos.

Todos nos endeudamos en España, en Europa, en América... y los bancos se quedaron sin fondos. Con ese dinero compramos más coches, más pisos, más cosas que luego iríamos pagando. Pero la economía se basa en el crédito y ahora los bancos no pueden seguir prestando porque ya nos lo han prestado. Si no prestan a las empresas no hay recursos para mantenerlas y por eso muchos se van al paro.

¿Puedo pensar, solo por un momento, que si no hubiéramos pedido tanto dinero prestado, porque era barato, ahora habría más dinero en los bancos para seguir prestando?. ¿Puedo pensar que habría más crédito a las empresas y que así podrían seguir funcionando? No habría tantos despidos, más gente tendría trabajo y así comprarían cosas y el consumo no se vería afectado. Empiezo a comprender que al sistema, entre todos, nos lo hemos cargado por pedir tanto prestado. Y ahora tengo que hacer huelga... mejor me voy al trabajo. Que así me gano la vida y no tengo que pedir al banco.


martes, 21 de septiembre de 2010

HA MUERTO UN HOMBRE, HAN ROTO UN PAISAJE

Tenía que ocurrir. Después de un verano agónico la noticia sobre nuestro querido héroe no podía ser otra: Franklin Brito, en huelga de hambre por culpa de las expropiaciones a las que le sometió el gobierno de Chavez moría sin remedio. Las calles de Río Caribe se llenaron de seguidores de su causa al grito de "Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos".

Su viuda, Elena espera que la lucha de su esposo contra el gobierno actual de Venezuela se mantenga y que sirva de algo su ejemplo y se despierte por fin la conciencia colectiva del país: “Que la voz y el ejemplo de mi esposo no se pierdan junto con su desaparición física”.
Brito murió el pasado 31 de agosto, después de cinco años de litigio con el gobierno venezolano que le despojó de sus tierras en Iguaraya (Estado de Bolívar). Tras cinco huelgas de hambre, en diciembre de 2009 se encerró en la sede de la OEA (Organización de Estados Americanos) para llamar la atención internacional.
Las fuerzas de seguridad entraron en dichas dependencias y lo confinaron en el Hospital Militar de Caracas. Allí continuó su última huelga de hambre. Una insuficiencia respiratoria agravada por una pulmonía y los daños severos ocasionados en su hígado y riñón por la falta de alimentos acabaron con su vida .
No es difícil imaginar la indignación del pueblo natal de Franklin Brito en un escenario de crisis económica, social y de valores en la Venezuela de 2010. El régimen de Hugo Chavez empieza a consolidarse como lo hizo el de Fidel, aunque siga revestido de tintes democráticos que no son más que ardides contra la propia democracia que debe imperar en cualquier país.
Ya no me pregunto qué hará Venezuela para evitar de nuevo a Chavez, creo que es demasiado tarde para eso. Nada hay peor que los salvapatrias como él, por muy buenos sentimientos que tuviera al emprender su carrera hacia la presidencia, pero su voluntad de perpetuarse en el poder modificando la constitución del país acabó con su crédito hace tiempo. Quizá debamos preguntarnos qué hizo Venezuela para merecer esto. La Sudamérica bolivariana que sueña el presentador de Alo, presidente, es sin duda demasiado bonita para ser cierta.
Venezuela tiene un mártir que añadir contra el chavismo. Su primer Orlando Zapata. Omnia Possum ya avanzaba la tragedia en sus últimos artículos de verano. Estaba escrito pero, sinceramente, todos guardábamos un poco de esperanza. Las tierras de Iguaraya no tienen ya el mismo aspecto que antes. Sencillamente porque no las cuida Brito. Recuerdo el título de la novela de Francisco Candel: Han matado a un hombre, han roto un paisaje. Brito murió porque quiso, si, pero cuánto tiene que sufrir alguien para elegir ese camino.
Gracias finalmente a periodistas como Carmen Bredy o Magis Iglesias, por acercarnos con previsión y humanidad a la crónica de esta muerte anunciada que entre todos quisimos evitar.