¿Y esta Navidad 2010 ...qué hacemos, ahorramos o gastamos? Es la peor paradoja de la economía actual porque normalmente una cosa será mejor que la otra en función de nuestras posibilidades.
Si no andamos bien de dinero ahorramos y si nos sobra podemos hacer un gasto extra. Así ha sido siempre, ahora ya no. Ahora le va mal a casi todo el mundo y eso nos obliga a consumir si no queremos quedarnos mañana sin trabajo.
Hemos llegado a una economía globalizada tan sensible que ahorrar puede volverse en contra si todos hacemos lo mismo. Los expertos creen que este mes gastaremos un 1’2% menos que el año pasado: unos 600 euros por familia. Y nos recuerdan que salir de compras y gastar lo poco que tenemos puede ser el mejor regalo que nos hagamos. ¿Por qué?, porque si nadie compra nadie vende y nadie gana y no hay para pagar sueldos y nos echan y entonces tendremos menos dinero y... ya saben el final de la historia: más paro, más pobreza.
Por eso es bueno gastar. Eso reactiva el consumo y mantiene a flote a las empresas. Por pequeño que sea el gasto. Lo importante es que todos los que podamos gastemos. Como siempre, la fuerza la hace el grupo. Y en este grupo estamos todos. Los que tenemos trabajo y los que no. No hay fórmulas mágicas, excepto que quizá esta navidad gastemos con más cabeza que corazón: hay muchos productos clásicos de estas fechas que suben su precio porque todos queremos estar a la altura del vecino, algo muy español por otra parte. Y eso no es gastar bien.
No somos menos si este año no hay cordero, ni consola de videojuegos, ni viaje a la nieve, ni champán francés, ni jamón de pata negra, si no vamos sobrados. La Navidad, como la vida, tiene sus luces y sus sombras, pero también sus cenas, sus regalos y sus cabalgatas que están a la vuelta de la esquina. Quizá este año no podamos decir sí a todo.
A pesar de ello, disfrutemos del presente como lo que es: un regalo. Gastemos porque es bueno para todos. Lo único que hay que hacer es utilizar el sentido común, el que nos faltó en los últimos años cuando el dinero estaba barato y nos metimos en créditos poco asumibles. Salgamos a la calle con lo poco que tengamos y busquemos la mejor opción para que no le falte de nada ni a nuestra mesa, ni a nuestra familia, ni a nuestro amigo invisible. Que el futuro no está hecho de miedo sino de buenos propósitos que debemos ir cumpliendo en el presente.