La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.(George Orwell)


BLOG DE PERIODISMO URGENTE



miércoles, 23 de marzo de 2011

Libia vale, pero ¿y Gaza?

Libia es hoy, con permiso de Japón, el centro de atención internacional. Las guerras se venden bien en la prensa, nos hacen llenar líneas y líneas e inundan como un tsunami las pantallas de televisión de medio mundo. El otro medio, el de siempre, espera expectante por si se repite la historia de Irak. Y Japón, afortunadamente, no ha estallado en mil pedazos, aunque ha faltado poco y todavía no podamos cantar victoria, o como dicen por allí, Tora, Tora.


No sabemos aún lo que ocurrirá, pero sí sabemos que Estados Unidos no quiere otra guerra de esas que siempre libra fuera de su territorio. También sabemos que en Libia, cómo no, hay petróleo y muchos intereses geoestratégicos de esos que tanto gustan a los estudiosos del Pentágono o de la OTAN. Por eso los rusos miran con recelo a los aliados. A Putin y los suyos, todo lo que suene a alianza no les gusta, salvo la suya, claro, que quedó maltrecha a ese lado del antiguo muro.


Está bien, vale. Todo sea por el pueblo libio y sus ansias de libertad. Todo sea por evitar que sufra una población que soporta desde hace más de cuarenta años el mismo yugo de Gadafi y sus haimas. Todo sea por la democracia, por los derechos humanos, pero... ¿Y Gaza?, ¿y Palestina?


Hace tiempo que no oigo hablar de un proceso de paz que sigue siendo como el cuento de la buena pipa: un juego de palabras que no parece importar a nadie. Y mientras, su población, la más densa del mundo, la que no tiene un árbol bajo el que cobijarse del sol, se pudre sin agua potable, sin alimentos frescos.


Gaza sobrevive al socaire de lo que decidan sus vecinos de Israel dispuestos a matar moscas a cañonazos, si pero hartos del terrorismo histórico que padecen. Esa franja palestina mantiene un hálito de vida a merced de sus propios dirigentes, Hamás y Al Fatah, empeñados en mantener la tensión con Israel, como si su sentido de la vida fuera siempre la guerra, no la paz. Parecen acostumbrados al victimismo y adivino su miedo atroz a afrontar una solución que les dejaría sin identidad de pueblo oprimido. A ellos, a los dirigentes palestinos, su pueblo reclama al menos un acuerdo para acabar con sus luchas intestinas. Eso es lo primero. Después, ya llegará la hora de entenderse con el vecino. Pero mientras, el pueblo se muere en vida.


Menos mal que iniciativas ciudadanas en el mundo entero y especialmente en España se preocupan por lo que no es noticia y siguen enviando ayuda a la población palestina, a pesar de Israel, si, aunque no toda la culpa sea suya ni mucho menos. Por suerte el pueblo de Gaza sigue existiendo en la mente de muchos, como el de Sáhara, como el de Somalia, como el de Japón...


Porque si sólo ayudamos a los que salen en la tele cada semana, acabaremos mandando sacos de harina, tiendas de campaña y medicinas solo a los concursantes de Gran Hermano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues si, Gaza existe y allá que van los Príncipes de Asturias. Claro, iran a ver al "otro" vecino israelí, pero por lo menos están ahí y saben el valor del diálogo. me alegro de que Omnia Possum no olvide estas cosas cuando nadie habla de ellas. Al s.