La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.(George Orwell)


BLOG DE PERIODISMO URGENTE



miércoles, 18 de febrero de 2009

MORBO DURO


Recuerdo muy bien cuando cubrí la muerte de Desiré, Miriam y Toñi, las niñas de Alcasser. Al caer la noche del 27 de enero de 1993 se encontraron sus cuerpos y me faltó tiempo para salir disparado desde Madrid hacia Picassent, en Valencia, con la furia del periodista joven, dispuesto a afrontar la noticia del año y a conseguir información de la investigación policial, del lugar de los hechos y de los juzgados. O sea, lo normal.

Repasaba mis notas con un ojo en la carretera y otro en el cuaderno, tratando de recopilar mentalmente todos los datos para entrar en directo lo antes posible, una vez llegado al escenario del crimen. Ya estaba cerca del descampado donde un apicultor había encontrado restos exhumados por las lluvias invernales. Eran ellas, y yo estaba allí para contarlo.


Pero resultó que aquél lugar apartado no era el lugar de la noticia. Me llamaron de la radio para indicarme que fuera a otro escenario, al set de Nieves Herrero en Alcasser, donde estaban todos los protagonistas, en el primer reality Show que inauguró la telebasura: de Tú a tú.

Al llegar, creo que no me equivoqué al pensar que lo que se estaba cometiendo allí era otro crimen contra el rigor y el tratamiento informativo. Detalles escabrosos, conjeturas innecesarias, preguntas intolerables a los familiares, cualquier cosa con tal de inflamar la audiencia.

Después, toda la prensa criticó a Nieves, que siempre dijo que sus jefes la obligaron a hacer aquello y me lo creo, pero a partir de entonces los medios descubrieron lo bien que funcionaba el morbo duro en televisión. Aún recuerdo la pregunta de una redactora de Las Provincias al forense Luís Frontela sobre el estado del esfínter de una de las niñas. El forense la miró por encima de sus gafas sin responder. A mí se me cayó la grabadora al suelo.

16 años más tarde todo sigue igual. Y si no, al tiempo. Esta vez tenemos en la "parrilla" la aún oscura historia de Marta del Castillo, al parecer asesinada a golpes por un chico, como casi siempre, de familia desestructurada, como Antonio Anglés, el principal acusado del triple crimen de Alcasser, como Sergi Xavier, el maltratador grabado en video en el metro de Barcelona, como tantos otros. Y es que sin una familia comprometida con la educación no hay esperanza.

Ayer viajé a Sevilla y en el aire respiré de nuevo el olor a morbo duro. Cableados interminables de unidades móviles, focos alrededor de los juzgados, del escenario del crimen, barcos alquilados para seguir a las neumáticas de la guardia civil por el Guadalquivir, conexiones en directo y mucho público inconsciente que se deja llevar por el ansia de salir en la tele, como queriendo lograr su minuto de gloria que la vida les niega día a día. Carne de parrilla servida gratis para rellenar el escenario.
Y las teles tan contentas. ¿Saben la publicidad que entra en esos programas cuando hay un despliegue así?, mejor me lo callo, que estamos en crisis. Piensen mal y acertaran: más anuncios en los programas más descarnados. Y es que nos va la marcha y no lo podemos evitar. Y debajo, cómo no: Deja tu mensaje. Envía: MARTA al 7788 espacio y opina. Ella se lo merece y de paso engordamos la facturación del programa.

Ahora Los padres de Marta piden cadena perpetua. Nada que objetar. Son sus padres y comprendo su dolor. Sobre lo que piden ni me pronuncio porque no hace falta. Así están las familias de las 26 niñas asesinadas brutalmente desde la desaparición de las de Alcasser.

Pero, ¿dónde están los debates en televisión sobre educación infantil y de adolescentes contra la violencia, sobre marginalidad y peligros por la falta de tutela a esas edades?, ¿donde está el debate sobre los peligros de las redes sociales que operan en Internet y sus consecuencias?, ¿dónde está el análisis de fondo para luchar contra esta violencia social?

Quizá en los colegios, en las tutorías, en la universidad, en los programas de madrugada, en los libros. ¡Puaff!, qué rollo, ¿no?. Mejor pongo la tele que están echando lo de la niña esa que han matado sus amigos. Es más divertido ver a los vecinos gritando ¡asesinos, culpables!, mientras la policía les inmoviliza en el suelo cerca de las cámaras y los micrófonos. Es nuestra dieta mental. Está más rica la hamburguesa televisiva que el plato de verdura editado en tapa rústica. Nos espanta el caso de Marta, pero nadie llama al papá de la amiga de su hija para decirle:

¿Me dice mi hija que a la tuya la dejas salir hasta las dos de la madrugada?, perdóname por esta llamada, pero nuestras hijas sólo tienen doce años. ¿Crees que podríamos hacer algo al respecto para evitar que volvieran tan tarde? Seguramente el papá de la amiga de nuestra hija montara en cólera. Quién le va a decir a él cómo educar a su hija.

¿Acaso es una llamada para decirle que qué clase de padre deja a su hija tan pequeña llegar a casa tan tarde? Pues sí, en el fondo es eso lo que me gustaría decirle, qué quiere que le diga, ahora que no me oye el padre de la amiga de mi hija. Podemos evitar el suceso si evitamos las conductas que lo propician. Y de paso se acabaría el circo que inauguró Nieves Herrero.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Demasiados derechos, ninguna obligación. A esas edades nosotros, que casi estrenábamos democracia no teníamos tanta libertad porque con 12 ó 15 años no hace tanta falta. Y el circo de las teles con estos casos es una vergüenza. ¡Omnia Possum! Rober.

Anónimo dijo...

Tengo una cosa que decir sobre esto: estoy de acuerdo en lo del circo mediático alrededor de la muerte de Marta. El morbo vende y pocos se resisten a caer en la tentación. PERO yo, como no puedo ser objetiva porque para eso trabajo en los informativos de TVE, voy a romper una lanza en nuestro favor. Me refiero única y exclusivamente a los Telediarios de TVE. Ya sé que apenas se nota en medio de una inmensa marea de barbaridades e imprecisiones en todas las cadenas de televisión, radios y algunos medios escritos. Pero los que hacemos los Telediarios de TVE intentamos hacerlo lo mejor posible con rigor, transparencia y mesura. Medimos cada palabra que utilizamos; no dejamos de poner por delante, SIEMPRE, las palabras SUPUESTO o PRESUNTO, por mucho que nos moleste y vaya en contra de lo que parecen hechos irrefutables. Es lo que tiene la presunción de inocencia de la que tanto nos vanagloriamos para otras cosas... Tenemos cuidado de no confundir ASESINATO con HOMICIDIO. Tampoco damos una información sin contrastar; por mucho que los colegas de otros medios estén dando un detalle nuevo de la investigación o hablen de otro detenido, SI NO LO TENEMOS CONFIRMADO, NO LO DAMOS. ¡Y qué decir de las imágenes! intentamos tener un cuidado exquisito con las víctimas y sus familias, tapando las caras de los menores de edad, respetando su privacidad al no emitir esos primeros planos de lágrimas o esos alaridos de dolor que a todos nos ponen los pelos de punta y que tan buenos resultados dan con la audiencia...
Es decir, informar sin morbo, ofrecer las declaraciones sin dejar de dar la noticia pero sin caer en el amarillismo.
Seguramente alguna vez se nos escapa algo. Pero al menos, en eso trabajamos, eso es lo que intentamos cada día, y no todos pueden decir lo mismo. Es como lo de la objetividad, seguramente es una utopía pero lo bueno es TENDER HACIA ELLA.
Se puede hacer buen periodismo con el respaldo de la audiencia.De hecho, las audiencias de los Telediarios de TVE lo confirman.
Además, muchos critican los circos mediáticos de esos programas plagados de tertulianos indocumentados... pero parece ser que muchos de los que los critican, también los ven...
Yo no los veo.
¿Este blog no va de inconformismos y rebeliones contra los que nos tienen sorbido el seso?
Pues rebelaos.
Y no nos metáis a todos los periodistas en el mismo saco, por favor. Sed selectivos con los informativos que veis, con los programas que escucháis, con la prensa que leeis... Y comprobaréis que uno puede informarse de lo que realmente le ocurrió a Marta del Castillo sin tener la sensación de que ha vuelto al plató de Nieves Herrero, aquel aciago mes de enero de 1993...

Anónimo dijo...

Suscribo lo dicho por la del telediario, pero la crítica no va contra los periodistas informativos, supongo. Estamos hartas de que nos pongan tertulias de indocumentados que a base de cebos e inquietantes cabeceras de programas parece que van a descubrir ellos solos a los asesinos de Kennedy, basándose en las vísceras de un gato muerto junto a la casa de la víctima. Intolerable lo de los programas de la tarde y sus expertos en nada. Beni.

Anónimo dijo...

Aún no han encontrado el cuerpo de Marta y esto va camino de ser otro culebrón. Omnia Possum, Hay cosas que se pueden evitar en la vida y esta no es una de ellas. Si te toca, te toca, aunque es verdad que, a veces, dejamos a los hijos demasiada libertad, que nos saben aprovechar. Rocío S.

Anónimo dijo...

Aunque me habría gustado, no soy periodista, así que daré mi opinión desde el otro lado de vuestra profesión.

Con cierta frecuencia me sucede, coincidiendo con alguna reunión, cena, fiesta o similar a la que tengo la oportunidad de acudir, que alguien con su mejor voluntad y sin pensar en las fatales consecuencias de su acción, me invita amablemente a presentarme algunas personas para que las “conozca” (la verdad es que no entiendo ese impulso irrefrenable de algunos por empujar a los demás a socializar innecesariamente).
Así que resulta que ahí estás tú, en una reuníon, frente a esos recién conocidos, escuchando opiniones sobre una sobada menestra de temas que, en el mejor de los casos no te interesan nada o sobre los que no nada sabes ni nada tienes que opinar, cuando de repente alguna mente preclara saca un tema de conversación interesante que tú dominas: por fín te relajas y piensas en lucir toda tu sabiduría frente a aquel grupo de desconocidos. Te dispones a iniciar tu brillante intervención, y cuando estás a punto de abrir la boca, tras la sombra alargada de un gintonic aguado, irrumpe un individuo que hasta entonces se había mantenido agazapado acechando a las que serán sus nuevas presas: aparece decidido en la escena para EXPLICÁRNOSLO TODO, pero sin saber en realidad una puñetera mierda sobre lo que está hablando.
Tu gozo en un pozo, amigo: aquel personaje, compendio de conocimiento vacuo y actualidad rabiosa, ignorante de que existe la posibilidad cierta de que alguno de los presentes tuviera un real conocimiento de la causa en cuestión, ya se ha lanzado inconscientemente a tumba abierta sobre quien quiera escuchar o no, y con la absoluta seguridad de quien no otorga posibilidad de réplica alguna.
De modo que, de pronto, me encuentro dudando sobre mi verdadero ser o no ser, y si realmente estoy tan vacío como me siento delante de ese volcán de sabiduría. Y da igual el tema a debate, el lenguaraz y su envolvente desfachatez continúa haciendo uso de sus mejores tretas superficiales, creando un clima irrespirable de incomprobables (por abrumadores) datos, que hace que me encuentre subítamente alterado. Procedo educadamente a excusarme del improvisado grupo de tertulia, y me abalanzo de inmediato sobre el ron añejo sin solución continuidad.

No sé si he comentado ya, que es muy frecuente que el sujeto a quien acabas de tener el gusto de “conocer” es un “periodista”.

Llegado a este punto, es de justicia aclarar que tengo amigos en esta honorable profesión (entre otros el impulsor de este foro), a quienes aprecio mucho (por su condición de amigos), y que no tengo nada en particular contra este gremio.
Solo tengo un particular reparo que hacerles, y es que tengo la sospecha de que los periodistas comparten esa característica común descrita: creen saber (y por ello pueden opinar) de todo.
Es este un rasgo de su personalidad (se que estoy generalizando con algo de maldad, y lo asumo con entereza) que siempre me ha causado rechazo incontrolable cualquiera quien fuera mi interlocutor, pero que se agudiza si además se produce con la aseveración y vehemencia de los que, por ignorantes, apoyan su discurso en la convicción indudable de un salpicón de datos inconexos y frases hechas.

Pero de todo esto lo que me inquieta más, no es la actitud del periodista, sino la de los que les escuchamos. Observo incrédulo como su discurso cala profundamente en el atónito oyente, y de forma casi automática e irreflexiva, lo que te ha soltado aquel sujeto adquiere naturaleza de verdad “contrastada” porque te lo ha contado un “periodista”.
Y esto sí es muy preocupante para mí: ¿no será entonces mayor la responsabilidad en los que recibimos, demandamos y consumimos determinada información, y es esta demanda la que está determinando la propia actividad periodística?.
A lo mejor tenemos la información periodística que estamos demandando, por no hablar de que lo que nos están contando (solo en algunos casos de manera irresponsable y maloliente) es completamente real, y está sucediendo en nuestra propia sociedad.

Y por no extenderme más, podríamos hacer una pequeña mención a los grandes empresarios y/o grupos de opinión que pagan a los periodistas por hacer esto de esta manera, y que permiten (y fomentan) este tipo de información (por cierto, con sus ingresos de publicidad relacionados).

Me encantaría poder excluirme a voluntad de este circo de escabrosa cochambrez y de miseria humana, pero me temo que con no participar de esta basura no es suficiente: tendremos que intentar generar una verdadera conciencia social de lo que estamos haciendo mal, antes de que siga siendo deamasiado tarde.

Anónimo dijo...

De acuerdo con Omnia Possum, pero me parece que tal como va la cosa, este caso va a traer más cola de lo que pensamos. La cría ya no está en el río, quizá tampoco en el vertedero, quizá no fue una simple discusión y hay algo por ahí que no sabemos. Y su padre, que parecía demasiado vehemente con sus elucubraciones, está acertando plenamente en lo que dice. A ver si la prensa sabe manejar el asunto y se deja de entrevistas escabrosas a cambio de pagarlas. Carcaño no es el único culpable. La Gran Canaria