La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.(George Orwell)


BLOG DE PERIODISMO URGENTE



lunes, 21 de septiembre de 2009

APRENDER A DECIR NO, por Pilar Cernuda



Pilar Cernuda tiene esa cualidad tan preciada para los que la leemos y escuchamos. ¿Cómo definirla?. A ver así: con sus ideas y su sentido común, sabe ponernos de acuerdo.


Por su trayectoria periodística desde la España de la transición, pasando por la coronación del Rey Juan Carlos I, el Golpe de Estado del 23-F, los gobiernos de Felipe González, Aznar , Zapatero y lo que venga, se ha ganado desde hace años estar a la cabeza de las firmas más prestigiosas de la prensa española. Su voz autorizada, como madre y periodista, no podía faltar en nuestro blog al hablar de la crisis educativa.



La policía ha impedido un “macrobotellón” que se había covocado en Madrid, en el Faro de la Moncloa. En Majadahonda, dos días más tarde, quince mil jóvenes se reunían en una explanada, a la que llegaron con sus bolsas de plástico cargadas de botellas. Nadie hizo nada por impedirlo.

Nuestros hijos salen de casa a las doce de la noche y regresan con el alba, y la culpa es nuestra. Beben alcohol, y la culpa es nuestra. Van de botellón, y la culpa es nuestra. Podemos decir, para tranquilizar nuestras conciencias, que las copas son muy caras en los bares y discotecas y por eso se ven obligados a comprar en gasolineras o “chinos” botellas de whisky, vino o ginebra.

Y podemos decir que si no les dejamos salir se quedan sin amigos, y que es peor una depresión que unas copas de más de vez en cuando. Y podemos decir que en los colegios no educan a los chicos y chicas en valores. Pues claro que no. Son los padres los que deben hacerlo, los que están obligados a poner límites, a decir qué se puede consentir y qué no es aceptable de ninguna manera.

El botellón no tiene por qué ser necesariamente nocivo si los jóvenes saben hasta dónde pueden beber, si saben que la educación, no el pudor, obliga a hacer las necesidades apartados del resto de la pandilla; que hay que aceptar a los que rechazan la copa o el pitillo sin burlarse de ellos, y que por encima de todo está el respeto no solo a los demás sino a uno mismo.

Ahora, lo fácil para un padre es decir a todo que sí, cerrar los ojos y dormir sin enterarse cómo y cuándo llega tu hijo a casa. Lo otro, el control o decir que no, significa bronca segura, malos tragos y problemas. Pero hay que hacerlo.

Nuestra juventud no está enferma. Pero, sin duda, los padres tenemos que dedicar mucha más atención a los hijos, hablar con ellos desde muy pequeños sin mirar el reloj y buscar el equilibrio, difícil, entre darles la confianza que merecen, y que ellos no fallen ante esa confianza.
Pilar Cernuda es autora de:
El Presidente - biografía de Felipe González-; Ciclón Fraga, Todo un Rey - con José Oneto, Pedro J. Ramírez y Ramón Pi -; Crónicas de la crispación y Aznarmanía, con Fernando Jáuregui. También con éste último, y con Joaquín Bardavío, ha publicado Servicios Secretos. Ha escrito, además, La mujer en la política, El largo camino hacia la igualdad y, con Margarita Saenz Díez, Los hijos más deseados, un ensayo sobre la adopción.
Actualmente trabaja en la agencia Fax Press, y colabora en TVE y la tertulia radiofónica de Carlos Herrera, en Onda Cero, entre otros medios. Sus artículos se leen en más de cuarenta periódicos.

6 comentarios:

ana dijo...

Estoy de acuerdo con Pilar
Cernuda , pero quiero matizar que educar a un adolescente no es fácil.Creo que la adolescencia es una etapa a la que hay que sobrevivir .
¿ Quien no hizo burradas con 15,16,17 ? Y al margen de los padres . Los mios dijeron mucho
no , no me dejaban hacer nada y en casa cuando se pusiera el sol. No eran para nada colegas, y en mi casa nos inculcaron tantos valores que luego me costó sacarme alguno de encima para no ir tan rígida por la vida. Y aún así, la estudiante de sobresalientes, la hermana mayor modelo, se las apañó para hacer lo que le dió la gana , mintiendo como una bellaca, eso si llena de remordimientos.
Es un baile en la cuerda floja , el adolescente vive en su mundo, eso no hay que olvidarlo, sus amigos son lo más importante. A los padres en esa época, los utilizamos.No hay que olvidar esto con un hijo . Y seguir educando, hacer ver lo que cuestan las cosas, poner limites, estar ahí,dar ejemplo, etc..., saber que te van a torear para sus fines, no darselo todo, que se lo ganen... y tantas cosas angustiosas más como buscarles alguna noche rara o recogerles de urgencias,comisarias etc...
Al final, como todo aprendizaje , aunque los frutos no se vean de inmediato, el poso estará ahí, y sobreviviremos todos a la adolescencia y tendremos unos jóvenes magníficos como siempre ha sido.

Anónimo dijo...

Pilar Cernuda tiene más razón que un santo. Y la generación de los que ahora tenemos 40 a 50 años somos los culpables de haber permitido una juvetud desmotivada y sin rumbo. ¿Por qué?, porque no nos hemos ocupado de su educación. Nos hemos ocupado de ir a trabajar y volver a casa muy tarde. Así podemos pagar todo lo que tenemos que pagar a plazos y que no necesitamos: Un coche cuatro millones, en vez de uno de millon y medio. Una hipoteca de 70 en vez de una de 35, otro coche de tres millones, en vez de un utilitario básico (que los venden por 12.000 euros), una PlayStation, en vez de una buena ruta por el campo o de una maqueta de barco, que estimula la paciencia. Si hacemos eso, a lo mejor no necesitamos traer tanto dinero a casa como para que hagan falta dos sueldos y con ese tiempo que nos ahorramos: EDUCAMOS A NUESTROS HIJOS. Calviá

Anónimo dijo...

Pues sí. Pilar Cernuda tiene ojo, porque no hay respeto, no hay educación en las familias y eso se ve en los coles donde los profesores tiene miedo de los alumnos y de los papás de los alumnos. Es el mundo al revés. ¿Quién nos lo iba a decir? Omnia Possum sigue por ahí. Carmen O.

Anónimo dijo...

A ver , Pilar, que siempre dices lo que yo tengo en la punta de la lengua pero no se decir. Enhorabuena. Claro que sí. ya está bien de tanto miramiento. A los chicos y chicas de hoy en día hay que decirles que NO, sencillamente porque gran parte de la vida es NO y no pasa nada. Es así. Pero claro, si no quieren aceptar el NO, luego NO quieren casarse, NO quieren trabajar, NO quieren cambiar de ciudad, NO quieren tener hijos, NO quieren ayudar a los demás, NO renuncian a nada, NO paran de endeudarse, NO pueden con la hipoteca, NO pueden sostenerse, NO pueden evitar volver a casa con mamá, NO tienen futuro y NO se dan cuenta de que lo que pasa es que NO han aprendido nunca a aceptar el NO. AdriaNo

Anónimo dijo...

Que no se puede aguantar la mala educación y la falta absoluta de motivación de estos chavales. Lo tienen todo ya y a partir de la adolescencia lo iran perdiendo es como su la vida fuera al revés. Antes, no tenías nada y había que pelear por ello. Ahora con 17 años, lo tienes todo y poco a poco lo vas perdiendo. Quién no quiere ser Peter Pan. Yo me apunto.

Anónimo dijo...

Pero se puede saber qué les pasa a nuestros chavales. Es que no quieren comprometerse con nada. Lo único que quieren es divertirse y jugar a hacerse los eternos adolescentes. Eso lo da el clima de bonanza falso que los papas les hemos inculcado. Se creen los reyes del mambo. No saben lo que les espera con esta crisis que ha venido aquí para quedarse. Feliz 2010. ya queda menos para el 2012. Ruba. Hdz.