Me gusta septiembre. Y me gusta porque quiero que me guste. Porque estamos acostumbrados a creer que la rutina, el trabajo, los colegios y todo lo demás es más de lo mismo. Porque tenemos la mala costumbre de pensar que nuestra vida sigue siendo igual de dura, aunque así sea. Pues no lo es. Nuestra vida es vida y sólo la echamos en falta cuando está en peligro o peligra alguno de sus pilares básicos.
A todos a los que la vida nos trata igual que siempre, enhorabuena. Es el momento de disfrutar de una nueva temporada de oportunidad, de cambio, de futuro por delante. Sólo aquellas personas que de verdad lo están pasando mal fisica o psicológicamente pueden quejarse. Los demás debemos de pensar en positivo y ayudar a los que no tienen la misma suerte. ¿Recordáis el artículo "Un gran problema"?, pues eso.
Tenemos mucha crisis, mucho paro, mucha gripe A, B o la que toque, si. Pero para los que aún siguen con trabajo, con buena salud y con personas a las que querer alrededor, es decir, la mayoria, no es hora de quejarse. Es hora de poner buena cara a los primeros vientos de otoño y disfrutar como niños, tirando piedras al agua de las primeras lluvias.
Quizá sea éste un texto escrito para la autoayuda, para escuchar y leer lo que debemos sentir y no lo que nuestra mente quiere pensar. Pero es que hay veces que es mejor sobreponerse a como somos y luchar por cómo deberíamos de ser. Es cierto que tenemos motivos para la tristeza y el desengaño, que cambiaríamos muchas cosas de nuestra vida en este arranque de curso, pero és más cierto que valoramos más lo que no tenemos.
Y ahí es donde caemos en la trampa vital. Siempre comparándonos con lo que vemos porque nos educaron para estar a la altura de los tiempos que corren, para tener todo lo que circula, el mejor trabajo, la mejor casa, la pantalla plana y el coche más grande o el video juego más interesante. Y todo para seguir agobiados pensando que mañana llegará otro reto y no podremos asumirlo porque aún estamos pagando a plazos el que nos vendieron ayer.
Mi reto es escribir un poco cada semana para saber cómo me siento, cómo mantener el equilibrio y que podáis compartir en estas líneas, conmigo o sin mí, el dulce sabor de estar vivos cada día. Feliz otoño, feliz vida. Gracias por vuestros comentarios. Todos me enseñan; de todos aprendo.
6 comentarios:
me alegro de verte tan positivo en una noche tan extraña. arde pozuelo en fiestas y yo me largo de aqui si no me han quemado el coche esta noche... donde quedó la calle del norte y el poppy ?
a mi tambien me gusta septiembre y el otoño.
escribe más que te echamos de menos.
Comparto muchas de las cosas que dices, y me interesa el asunto de quejarse o no quejarse.
Supongo que todos usamos la queja como el bálsamo de nuestras heridas, pero creo que para muchas personas (me temo que cada vez son más) quejarse se ha convertido en una forma de vida.
Los quejosos convencidos pretenden empujarnos a los demás y convertirnos así en sus comprensivos cuidadores. Y los quejosos compulsivos se han hecho adictos al sabor de la amargura por lo injusta que la vida es con ellos... igual ahí tienes un tema para comentar. Un abrazo.
Qué difícil es poner en práctica cuanto dices, pero ¿podemos con todo, no? me sumo al reto. ¿para cuando hablar de nuestra ruina educativa?, lo de Pozuelo es sólo un aviso. P.O.L.
Me gusta que empiece el blog de otoño con un mensaje positivo. He repartido su artículo por toda la planta donde trabajo. A ver si se nos pega algo. Lois C.
La queja, esa es nuestra gran aliada para poder seguir adelante y no pensar en positivo. Me quejo todo lo que puedo porque si no, parece que no te tienen en cuenta.
Sin duda me quedo con el otoño como estaciòn de las oportunidades, de la renovación, de los colores más trepidantes y me guardo este artículo del OMNIA POSSUM para leerlo en casa. Nunca está de más recordar la suerte que tenemos. Sobre todo cuando nos falta. XXXl
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