El Presidente del Gobierno es un padre moderno. Le gusta columpiar a sus hijas a dos manos, ahora la patronal, ahora las centrales sindicales. A ambas impulsa a cada instante con ese ademán inseguro que mezcla la sonrisa frágil entre lo tímido y lo sincero. No sé si sus hijas le respetan mucho. La patronal lo tiene mejor para mostrar sus sentimientos. Está en su papel: papá ayúdame que tenemos una crisis profunda y hace falta una reforma del mercado laboral, avalada por todos los expertos.
Para las otras, las centrales sindicales, la cosa no está tan clara. Se alegran de que su padre las deje hacer, si, pero andan con la mosca detrás de la oreja. A lo peor es que papá no sabe bien cómo afrontar esto. A lo mejor es que está convencido de que las reformas caeran por su propio peso y por eso no nos aprieta porque sí o sí nos tocará hacerlo.
A mí me da la sensación de que el presidente sabe lo grave que es esta crisis; pero sabe que patronal y centrales sindicales sólo llegaran a un acuerdo cuando se necesiten sin remedio. Ahí es donde el presidente les dirá: "... veis hijas, como no había que hacer eso,¿ por fin habéis llegado a un acuerdo?, pues rápido, que sois la comidilla del país y no hay tiempo."
Y si sus planes se cumplen, nos habrá dado una lección. Ésa que dan los padres modernos a sus hijas e hijos pequeños: no tratan de imponer su autoridad, prefieren que ellos vean las consecuencias de sus actos. Zapatero, como todos nosotros, actúa igual en casa que en el Gobierno. Aunque con el tiempo, quizá más de uno o de una le pregunte: ¿Papá, cuando era niña, cómo me dejaste hacer eso?
5 comentarios:
Si admitimos que Zapatero es (a la limón) "padre" de la patronal y de los sindicatos, supongo que de algún modo nosotros también seremos sus hijos... por lo que no me tranquiliza recordar que se tratará (tanto en su caso como en el de otros y al margen de "colores") de un padre putativo.
En mi opinión, ante la presencia de cualquier clase de problema, lo trascendente no es quién y cómo asume el protagonismo en su resolución, sino que exista una verdadera intención de conseguir una solución eficaz al problema.
Y si para que se acuerde una solución eficaz hay que esperar, pues se espera. Pero si para tomar decisiones hay que certificar que el enfermo ya está completamete desangrado y ya no es posible curarle: pues ya no me vale, aunque luego alguien puede pensar "ya os lo dije".
Las personas e instituciones que están investidas de poder ejecutivo, y que ostentan responsabilidades públicas, están obligadas a tomar decisiones, sean o no "populares". A lo mejor el bien común debería estar por encima del interés particular, sectorial o ideológico.
Las lecciones morales o políticas lo único que engordan es el ego de quien las da, pero no dan de comer a quien no las necesita (ni las pide).
Suscribo lo dicho por Javier. Zapatero siempre hace lo mismo. COn su "talante" parece que sabe lo que tiene entre manos, pero al final demuestra que no lo sabe tanto. ¿Es tan difícil proponer reformas sin que se echen encima los sindicatos?. De acuerdo que no hay que poneer patas arriba el Estado del Bienestar pero está claro que yo preferiría que me rebajaran el sueldo a cambio de dar oxigeno a una empresa que quiebra. Eso sí, que cuando salga a flote se reconozca de alguna forma el esfuerzo que hemos hecho todos. No es momento de reivindicaciones contra las empresas pero siempre parece más fácil echar a los que no trabajan en la planta noble que rebajar los sueldos de los que deciden. Eso sí que les pica. Master.
Zapatero no parece buen padre. Si deja a sus hijas de verdad ir vestidas de fantasmas a ver a Obama es que no tiene autoridad en casa y si no la tiene en su casa, dónde la tiene. Ah, ya, que la cosa no consiste en imponer la autoridad, no vaya a ser que las niñas se traumaticen. Mejor que se vistan de Haloween para que todo el planeta se ría de ellas por Internet, que seguro que eso no se les queda grabado para toda la vida. Pues con las "otras hijas" lo mismo. Somos la risa de Europa. Europa sale poco a poco de la crisis y nosotros aquí seguimos, a ver si se ponen de acuerdo las hermanas patronal y sindicatos, porque lo que es papá Zapatero no va a arreglar nada, porque no cree en la autoridad, prefiere el diálogo. Lalín.
Creo que Zapatero se parece a esos padres modernos que, por supuesto, dejan hacer a sus hijos. Eso está bien hasta que los niños le toman el pelo y él no se da cuenta. Un poco de mano de hierro con guante de seda no vendría mal. Patronal y sindicatos nunca se han llevado bien pero mientras se lo piensan acabaremos todos en el paro. Salud, Omnia Possum
No sabe nada este Zapatero. Le gusta solucionar sus cosas esperando que los demás lo hagan.
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