La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.(George Orwell)


BLOG DE PERIODISMO URGENTE



lunes, 6 de junio de 2011

WATCHING IN SILENCE (II): CORE, la ciudad del descanso

Endemoniados, seropositivos, enfermos con brotes psicóticos, alcohólicos, drogadictos, ladrones, personas afectadas por estrés postraumático... ¿queda algo peor en la lista?, probablemente, pero todo es efecto de la guerra y la pobreza. En Sierra Leona cabe tanto sufrimiento como podamos imaginar.


A pesar de ello, en medio del caos, tiene que haber esperanza. Y quizá La Ciudad del Reposo sea una manera de mantenerla viva. La cámara de Pep Bonet logra el contacto con la piel oscura y maltratada de los que se dejan retratar, a menudo cabizbajos, entregados, pero generosos ante el objetivo que no los analiza, simplemente los contempla bajo la sombra de los muros. Como este interno que se lava a conciencia con apenas medio cubo de agua.

City Of Rest (CORE) es un lugar a medio camino entre el infierno de los peores demonios y la luz que se ve al final del túnel, en uno de los países más pobres del mundo. En agosto de 2006, Pep Bonet volvió a la tierra de las minas de diamantes para bajar a los infiernos donde sobreviven los ultrajados por el conflicto. CORE es un proyecto de rehabilitación promovido por la Iglesia de la Liberación en la capital, Freetown, donde tratan tanto a personas mutiladas por los rebeldes como a los niños soldados que aprendieron a matar y ahora aprenden a vivir.



La guerra dejó más de 50.000 personas con trastornos psíquicos severos y al menos 300.000 con problemas de depresión y necesidades de tratamiento psiquiátrico.
-“Fotografiar City of Rest fue como entrar en un mundo surrealista, en el que nadie, ni yo mismo, estaba seguro de nada. Un lugar de silencio mantenido entre el grito de la locura o el espasmo de la abstinencia. Un purgatorio africano en el que se utiliza la Biblia como terapia y se aplica una receta bien simple: descanso, comida y oración”-, dice Pep.

Los miembros de la Iglesia de la Liberación aseguran que hay pacientes poseídos. Por eso combaten al demonio con la palabra de Dios. Les hacen rezar varias veces al día, comen otras tantas y obligan a los enfermos a descansar. Cada fotografía mantiene la tensión mental que padecen los internos, como si fueran sus ojos los que nos llevan por cada pasillo, por cada celda. El objetivo se centra sin temor allí donde una mano se extienda para coger la nuestra, dejando en segundo plano el castigo de estar detrás de la reja.

Los internos aparecen envueltos en su propia niebla. Puede que la rutina les proporcione un poco de paz pero en sus mentes hay demasiado horror para tan pocos medios. La mayoría de los pacientes son jóvenes de entre 11 y 35 años. Su misión en la vida no va más allá de volver a ser personas con dignidad. Y eso no se consigue fácilmente en Sierra Leona.

-“Allí se pelean entre ellos, unos pasan el día entero en su jergón pronunciando letanías enfermizas o caminan encadenados contando baldosas en el suelo. La mayoría de los internos van medicados hasta las cejas, otros ciertamente mejoran aunque más tarde vuelven a caer. Salen rehabilitados pero fuera encuentran lo de siempre, una vida sin posibilidades, sin dinero y sin el orden que encontraron dentro. Por eso regresan una y otra vez, atrapados por el miedo”- .


La serie de fotografías de City Of Rest, un lugar tan delicado para mostrar la condición humana, acaba siendo un canto a la empatía con los pacientes, un ejemplo solidario entre el que muestra su miseria y quien procura respetarla, evitando el encuadre fácil que esperamos para ofrecer otro que enseña menos pero perdura más.


Idea original y desarrollo, Pep Bonet (World Press Photo y Eugene Smith awarded).
Redacción, Ignacio Jarillo
Más información y adquisición de libro:
http://www.fonart.com/
http://www.pepbonet.com/ (redirigido a web de Noor agency, porfolio global de Pep Bonet y su obra)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

si, me quedo mirando en silencio, es un pasón de historia. ¿esto lo saca la tve el otro día, no? Sebastián U.

Anónimo dijo...

que esta gente sufre no nos importa y lo peor es que no nos importa que no nos importe.