La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.(George Orwell)


BLOG DE PERIODISMO URGENTE



viernes, 13 de marzo de 2009

11-M: CINCO AÑOS NO ES NADA



Hace cinco años, el 11 de marzo de 2004, muy de mañana, salté de la unidad móvil casi en marcha rumbo a los andenes de la estación de Atocha. El SAMUR me había llamado pocos minutos antes para decirme que había ocurrido algo "muy gordo", pero que no me podía dar detalles. Salí como el rayo de la redacción de la cadena de radio Onda Cero, no por lo de las explosiones, sino por el tono de voz del portavoz municipal.
Conozco a esos tipos de las ambulancias y no se desencajan a la primera. Dejé al técnico de la móvil montando la antena y no volví a verle hasta las tres de la tarde. Una grabadora de casette, y un teléfono móvil con dos baterias me bastaban para entrar en directo y contar la peor noticia de mi vida. Al final de aquél día me prometí no volver a saltarme un precinto policial jamás, aunque no sé si hoy mantendría esa promesa.
Han pasado cinco años, y la memoria sigue borrando los peores detalles, pero aún conservo en la retina aquél ejército de heridos aturdidos y desplomados que se morían a un lado y a otro de la vía. Los servicios de bomberos, policía y personal sanitario hacían lo que podían y yo estaba allí, en un escenario de guerra, con mi grabadora "on the record" y mi teléfono móvil, en directo para "Protagonistas" de Luís del Olmo, como un personaje fuera de lugar, en la película equivocada.
Mi voz sonaba en pleno silencio, tan nítida que me sobrecogía escucharla, mientras narraba lo que veía sobre las vías del tren junto a la calle Téllez. Era el ruido sordo que queda después del holocausto, donde el humo, el olor a quemado, los lamentos y la sangre no podían describirse en una frase coherente, por mucho oficio que hubiera tenido. Sólo los móviles de quienes ya no vivían y que sonaban sin parar se encargaban de despertarme de la peor pesadilla.
Cinco años después, me quedo con los vecinos tirando mantas, almohadas y botellas de agua desde los balcones, me quedo con la actuación acelerada de los bomberos para sacar a la gente de los trenes y con el record mundial de salvamento de vidas que los miembros del SAMUR realizaron aquella mañana. Reanimaban cuerpos en cuestión de segundos y cuando un viajero daba señales de vida, a la ambulancia y a por otro, como si estuvieran en un campeonato del Guiness. Aquellos tipos de amarillo eran ángeles humanos que no tuvieron tiempo ni de ponerse las alas para trabajar. Les quiero, aunque no me salvaron a mí, les quiero.
Después, llegaron las primeras pistas y la sombra de los aviones del 11-S sobre nuestra memoria. ¿Aquí, en Madrid, sería posible?Luego aparecieron los políticos, las declaraciones, y todo eso que, a mediodía, me devolvió al planeta tierra. Salí de la zona cero triste, abatido, invadido de caras de dolor y de otras que ya no sufrían porque no las veía, tapadas con mantas de aluminio. Llegué a la redacción hundido, sabiendo que aquello me marcaría para siempre. Cinco años no es nada. Los días han pasado deprisa sobre todo para quienes el tiempo ya no cuenta.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada día voy a Atocha porque tengo que currar y cada día pienso en ellos y en la suerte que tuve. Omnia Possum, no quisiera haber estado en esas vías contigo.

Anónimo dijo...

Aún no sabemos nada del 11-M, sólo que no están encerrados todos los que lo hicieron. ¿Y tú seguías grabando sonidos para tu programa?, hace falta valor.

Anónimo dijo...

Vaya, otro periodista que recuerda cómo vivió su 11-M. ¡Qué bonita historia y qué tierna!, pero yo tengo amigas que no lo recuerdan porque ya no están. Pilar

Anónimo dijo...

Gracias por tu artículo sobre el 11-M. La prensa hizo bien su trabajo ese día. No creo que haya que meterse con quienestuvo ahí contándonos lo que pasaba. Yo me enteré gracias a vosotros. Omnia Possum, bien por vosotros. Sunny

Anónimo dijo...

Y los políticos enfadados por sus rencillas diarias. eso si que no tiene perdón. Hizo falta un funeral de estado, como harian los ingleses, franceses o americanos que, en esos casos, están todos a una. Pero aquí, todavía duele la derrota del 14-M a uno y a otros. Y los muertos, ¿qué? C.F.